Sevilla y Real Madrid se enfrentan esta tarde en un duelo que puede ser casi definitivo. El empate del Barça anoche en Mestalla prolongará el desenlace liguero al menos una semana más, aunque a estas alturas, y después de lo que ha llovido estos días por Chamartín, la empresa se ha complicado muy mucho para los hombres de Juande. Un tropezón del Madrid hoy en Nervión significaría, poco más o menos, que al Barcelona le quedan dos semanas para ser Campeón de Liga, aunque cuidado si el equipo merengue saca los tres puntos del Sanchez Pizjúan, porque podríamos estar hablando dentro de una semana de un punto de diferencia entre ambos.
En cualquier caso, todas estas cábalas han pasado a un segundo plano en los últimos días, debido en gran parte al escabroso asunto Pepe, y también a la vuelta de Juande Ramos a la que durante dos temporadas y parte de una tercera fue su casa, y en la que consiguió engrandecer la Historia del club hispalense con cinco títulos: dos Copas de la UEFA, una Copa del Rey, una Supercopa de España y una de Europa. Todo aquello no fue suficiente para salir como un héroe del club, cuando en Octubre de 2007 aceptó una oferta para entrenar al Tottenham Hotspur, después de que en el principio de la temporada 2007/2008, cargado de situaciones convulsas para el sevillismo, con la muerte de Antonio Puerta y un mal comienzo de campaña, sus desavenencias con el Presidente Del Nido dejasen bien claro que aquel sería, en cualquier caso, su último año en Sevilla. Juande fue tratado de pesetero y traidor, cuando en realidad su decisión fue, posiblemente, lo más beneficioso para todas las partes.
Parte de la afición sevillista ha mostrado su pesar contra aquella decisión, casi dos años después, aprovechando que Juande volverá a pisar el Pizjuán, esta vez como entrenador del Real Madrid, y lo hará durante el partido arrojando al césped los ya famosos "Juandólares", que son quizás la parte más graciosa de esta historia, y también la más superficial.
Cosas del destino, Juande salió de España para hacer carrera en Inglaterra, y apenas un año después ocupaba el banquillo del Bernabéu. Un banquillo que quizás no hubiese ocupado de no haber decidido abandonar Sevilla en Octubre de 2007. Él lo sabe, tiene una buena memoria, y ya ha mostrado públicamente su agradecimento al Sevilla por aquellos dos años en los que tuvo la oportunidad de grabar su nombre con letras de oro en la Historia del club y del fútbol español. Ahora sería el turno de la afición sevillista que, haciendo gala de una buena memoria, no tan lejana en el tiempo, debería agradecer los dos años de Juande en el club. Los entrenadores no pueden caer en sentimentalismos, por mucho apego que lleguen a tener con un determinado club. Son muchos los que han desaprovechado extraordinarias oportunidades de progresar en su carrera, siendo fieles a un club que, a la vuelta de unos meses, les han despedido por los malos resultados.
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