Las imágenes han dado la vuelta al mundo. Hemos podido verlas en todos los telediarios. Pepe, el magnífico central que costó al Real Madrid 30 millones de euros, y que en dos temporadas ha demostrado que los valía, echó anoche por tierra toda la credibilidad que había ganado durante veinte meses. Su penalti fue absurdo, clarísimo. Una jugada en la que Casquero le desborda en velocidad, y Pepe intenta apagar el fuego con gasolina. Empujón, absurdo, de mal defensa (que no lo es), y penalti en el último minuto de un partido que su equipo necesita ganar, y que va empatando. Los jugadores de Primera División lo son porque son rápidos de piernas, y también de mente. Y así, tan pronto como su mano evita una clara ocasión de gol y se convierte en otra más clara aún, Pepe se da cuenta de que acaba de hacer un absurdo, quizás inevitable, pero que poco más podía hacer ya, salvo dejar que Casquero batiese a Iker, con el permiso de este, que no siempre lo da. Esa impotencia de Pepe es la suma de dos factores decisivos. Por un lado, su empujón, clarísimo y con ninguna posibilidad de pasar desapercibido, y por otro la consecuencia directa de aquello, que es un penalti en contra que puede poner al Getafe con 2-3 a falta de un minuto para el final del partido. Y esa impotencia se traduce en algo mucho más grave que el absurdo empujón y el dramático penalti que puede dejar al Madrid con un pie fuera de la lucha por el título. Se traduce en una agresión, con dos patadas medio al aire medio al bulto, que Pepe intenta lanzar al vacío, pero que en realidad tienen un destinatario, el "maldito" rival que se ha empeñado en fastidiarle la noche, y que amenaza con dejar al Madrid sin carrera por la Liga. Después, totalmente desencajado, y consciente ya de lo que ha hecho, se escuda tras Gago para lanzar un punch a Albín, como si, sabedor de que su expulsión es irremediable, al menos saldrá del campo saciado, y dejará sobre la cara de su rival la impotencia acumulada.
Pepe es un gran defensa, un jugador extraordinario con unas virtudes excelentes. Pero su acción de ayer puede suponer un serio revés a su imagen como persona. Supongo que no será una mala persona, pero su reacción, primero contra Casquero, después contra Albín, y por último contra el trío arbitral pueden hacer pensar lo contrario. Él pertenece además a un club que es seguido por millones de personas, por millones de niños, que tienen en Pepe a su ídolo, y que un día les gustaría tener su velocidad, su salto, su corte, su pundonor. A los madridistas, como al resto de los seguidores de cualquier otro club, nos gusta que nuestro equipo gane, y que juegue bien, pero nos gusta también que nuestros jugadores sean ejemplares, y que engrandezcan la imagen del club, por dentro y por fuera. Con acciones como la de Pepe, la imagen se asemeja más a la de un equipo de Regional.
A Pepe le va a caer una buena. Se habla de entre seis y diez partidos de sanción. Me parecería muy bien, y también que esa sanción se divulgue, para que los aficionados al fútbol, los niños, y el público en general, tomen conciencia de que eso no es fútbol, y que quienes lo dirigen no están dispuestos a que el fútbol se parezca en nada a esto. El Madrid, por su parte, debería también emprender alguna acción disciplinaria contra Pepe. Es un club plagado de gloria, durante más de cien años, y las personas que lo componen deben ser muy conscientes de que pertenecen a un club que ha hecho mucho por el fútbol, y su imagen no puede ser emborronada de estas maneras. Por otro lado, supone una irresponsabilidad profesional tremenda autoeliminarse del tramo final de la temporada, cuando el Madrid está jugándose el título de Liga que podría poner remedio a una temporada nefasta.
Intuyo que Pepe es un buen tío, y además aseguro que Pepe es un excelentísimo defensa, de los mejores centrales que han pasado por el Madrid en los últimos veinte años. Pero Pepe patinó ayer, y de qué manera. Seguramente su intención no era hacer daño a Casquero, ni tampoco a Albin, ya que al primero en concreto le tuvo a merced para habérselo hecho, pero su salida de tono no es propia de un futbolista de su categoría. Personalmente, y soy madridista, me dolió mucho más lo que ayer hizo Pepe que haber visto al Madrid perder por 2-3 con gol de Casquero en jugada individual, sin penalti. Y seguro que muchos madridistas piensan lo mismo.
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