El año que hoy termina quedará para siempre en nuestras memorias como “el año del Mundial”. Siendo optimistas, podemos decir que es “el año del primer Mundial”, aunque hay que tener también los pies en el suelo, y pensar que, si a España le ha costado ochenta años ganar su primer Campeonato del Mundo, es complicado que en las próximas citas vuelva a repetir triunfo. Hay cuestiones de peso que lo indican. La primera de ellas, que hay otras naciones con mucha más tradición mundialista que España, como Brasil, Italia, Alemania, o Argentina. España ha sido la última en llegar a ese selecto club de Campeones Mundiales, que completan Uruguay, Francia e Inglaterra. Hasta este mismo año, nuestra selección no entraba ni siquiera entre las veinticinco mejores de los Mundiales, al no haber sobrepasado nunca los Cuartos de final. Otras selecciones como Holanda (3 subcampeonatos tras el último contra España), la República Checa y Hungría (2 subcampeonatos), o incluso Suecia (con 1 subcampeonato, 2 terceros puestos y 1 cuarto puesto) sobrepasaban a la nuestra en el palmarés. Y detrás de estas, hasta llegar a España, una extensa lista de países, entre los que están por ejemplo Polonia, Portugal, Austria, Turquía, Estados Unidos, Corea del Sur (Al-Ghandour, siempre presente) que en un Mundial u otro accedieron al menos hasta las semifinales.
Esto da muestra de lo complicado que es ganar el Campeonato del Mundo, al que hay que tener la suerte de llegar con una generación de futbolistas como la que actualmente tiene España, para poder afrontarlo con posibilidades de éxito, aunque tampoco lo garantiza. Y este es otro de los factores que lo dificultan. España ha tenido el acierto durante la última década de fabricar futbolistas de muchísima calidad, y de inculcarles unos valores extradeportivos que aumentan la capacidad del deportista. Este grupo de jugadores venía ganando torneos internacionales en categorías inferiores, y ha terminado ganando el Mundial en la categoría absoluta. Pero es difícil mantener ese altísimo nivel siempre.
A favor nuestro juega que España hoy por hoy está posicionada en la vanguardia del fútbol mundial, para bien y para mal. En nuestras manos está aprovechar los aspectos positivos y evitar los negativos. El fútbol de hoy es más espectáculo de lo que lo era hace un par de décadas, y en nuestro país lo hemos sabido entender, a nuestra manera. España se ha convertido en una referencia, no sólo por el juego que desarrolla, sino también porque en nuestro fútbol se concentran los mejores futbolistas del Mundo, y porque nuestro país es uno de los que más dinero mueve en el circo del deporte Rey.
Toca por tanto disfrutar del Campeonato conseguido el pasado 11 de Julio en Johannesburgo, y esperar que en próximos eventos España se consolide, por méritos propios como en esta ocasión, y no por augurios sobrevalorados como en otras, como una de las selecciones a tener en cuenta para el triunfo final. El respeto y la credibilidad en el fútbol se ganan a base de buenas actuaciones durante años. España ha puesto en los dos últimos las primeras piedras, pero hay que continuar construyendo nuestra propia Leyenda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario