Somos Campeones de Europa y del Mundo, los mejores futbolistas juegan en nuestra Liga, tenemos al Barcelona, el equipo que mejor fútbol practica, hemos patentado (eso dicen, yo en eso discrepo un rato, porque otros muchos equipos antes hicieron algo similar) un estilo, el "tiqui - taca", que hace furor entre los aficionados de todo el planeta... y sin embargo, debajo de la alfombra, seguimos teniendo la misma mugre que cuando no teníamos todas esas cosas. Organizativamente, España es aún un país en vías de desarrollo. El lío está montado, a falta de cinco días para el día 2, fecha para la que la AFE ha convocado una huelga general de futbolistas, que amenaza seriamente la celebración de la jornada de Liga en Primera y Segunda División.
La AFE amenazó hace unas semanas con la posibilidad de convocar huelga para ese día, al encontrar un resquicio legal, que prohíbe a la Liga de Fútbol Profesional programar jornada de Liga entre los días 23 de Diciembre y 2 de Enero, según el convenio colectivo firmado por todas las partes. En realidad, convocar una huelga de futbolistas en día que por convenio no es laborable es algo que no tiene demasiado sentido práctico. Es como si los trabajadores de educación convocasen una huelga un domingo del mes de Agosto. En realidad, el trasfondo de todo tiene que ver con un asunto económico, como no podía ser de otra manera. En concreto, con la situación de los clubes que se encuentran en situación de Ley Concursal, y más concretamente todavía con la del Real Betis Balompié, que adeuda a los jugadores de su plantilla casi ocho millones de euros.
La AFE ha pedido a la Liga de Fútbol Profesional que se haga cargo de la situación de los clubes, ya que ese organismo dispone de unos “fondos reservados” para este tipo de contingencias. Pero la LFP ha dicho que naranjas de la China, que ellos lo que tienen son unos avales que cubren cierta cantidad, pero no tanto como lo que se solicita. Y que, por supuesto, para que esos avales se ejecuten, han de garantizarse por parte de los futbolistas el correcto desarrollo de todas las jornadas de Liga. Así que la AFE, visto que a las buenas no ha podido agarrarse, ha tirado por el camino de la jornada del día 2, que a su juicio (y objetivamente, es así) está prevista en un día que el convenio colectivo no lo permite, pero la LFP argumenta que esa jornada está programada desde el mes de Junio, cuando se aprobó el calendario para toda la temporada. Como el tiempo apremia, y el día 2 se acerca, la AFE ha llevado el caso a los Tribunales, y la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional dictará mañana día 29 sentencia. Hubiese sido una temeridad que el veredicto se hubiese dado hoy, día de los Inocentes.
Luis Rubiales |
El caso tiene pinta de ser una pataleta de la AFE, que desde que estrenó Presidente (Luis Rubiales) en Marzo de este año se ha convertido en la china en el zapato de la LFP. Desde luego, el sindicato de futbolistas tiene toda la razón en las causas que defiende, sobre todo en cuanto a las deudas que los clubes mantienen con sus jugadores, pero las formas que está empleando no parecen las más correctas. Aferrarse a una jornada de Liga programada para un día fuera de convenio colectivo no parece la mejor manera de defender las deudas de los futbolistas. Ha debido de pensar Rubiales que convocar una huelga de futbolistas es algo que requiere de un consenso que hoy en día no existe, y la forma de hacer de este asunto una reivindicación lo suficientemente mediática como para que quienes tienen que hacerlo tomen conciencia del problema, es convocar la huelga en un día en el que, perfectamente, y con el convenio en la mano, tienen derecho a ella. El mensaje debe ser que el fútbol tiene que empezar a plantearse muy en serio que esto así no va bien, y si no se empiezan a sentar bases para impedir que los clubes sigan endeudándose hasta las cejas con futbolistas, Seguridad Social, Hacienda, proveedores… etc. este tipo de situaciones van a ser cada vez más frecuentes, y llegará el día que añoremos los tiempos en que el fútbol no era tan glamuroso como lo es hoy, pero al menos la normalidad no daba pie a estos sobresaltos.
Comprobado ha quedado que el intento de las Sociedades Anónimas no ha dado el resultado esperado, quizás incluso ha empeorado la situación. El fútbol ha sido siempre deficitario, y deudor, pero hoy en día lo es en proporciones cósmicas comparado veinte años atrás. Los clubes están en manos de gestores privados, inversores que, movidos por intereses particulares de índole mediática o propagandista, juegan con su juguete hasta que, bien consiguen sus objetivos, bien se cansan de esperar a que lleguen y abandonan la nave, casi siempre dejando tras de sí un pestilente rastro de deudas y caos institucional. No es casual que los cuatro únicos clubes que no se convirtieron en Sociedad Anónima en 1992, Barcelona, Real Madrid, Athletic de Bilbao y Osasuna, son de los clubes que menos problemas han tenido con las deudas. Es hora de que las autoridades políticas piensen en un cambio de modelo, un modelo que no permita a los clubes, mejor dicho a sus gestores privados, crear una burbuja dentro de su estadio que termine explotando cuando se van, salpicando siempre a los que se quedan.
Por su parte, en este asunto concreto del día 2, cabe también pedir responsabilidades a la LFP, no sólo por las deudas de los clubes, que también es verdad que alguna medida podrían promover para evitarlas, sino por haberse saltado a la torera el convenio colectivo, en aras de configurar un calendario que satisfaga, sobre todo, al sector que más poder tiene en nuestro fútbol, el de las televisiones. Son las que mantienen este circo con sus multimillonarios contratos, y la LFP entiende que antes ha de pactar jornadas con ellas que con los protagonistas del partido, los jugadores. De ahí que elabore calendarios encorsetados, en los que es imposible aplazar una jornada por una causa de fuerza mayor, porque no hay fechas libres. Claro que, ahí entrarían también en juego las Federaciones nacionales e internacionales, que cada vez programan competiciones con más número de partidos, que no con mejores equipos, para que las televisiones tengan fútbol y más fútbol que ofrecer. Un círculo muy vicioso, y muy viciado, que contiene demasiados intereses, y que será muy difícil de limpiar.
Un calendario con menos partidos sería lo adecuado para empezar a solucionar ciertos problemas, pero para eso habría que reducir el número de equipos por competición, lo que no interesa a las televisiones. Con la Iglesia hemos topado… En España, por ejemplo, somos muy reacios a trabajar en Agosto, y por eso nuestra Liga empieza, como pronto, el 27 o 28 de ese mes, cuando en Inglaterra, Francia o Alemania comienza a rodar el balón dos o tres semanas antes. El torneo de Copa, que durante unos años adoptó el formato de eliminatorias a un partido hasta los octavos de final, se juega ahora de nuevo a doble partido, porque si no los equipos grandes pueden caer demasiado pronto, y eso resta el interés de las televisiones. Estas medidas, y alguna más, solucionarían el problema del calendario, que está encorsetado hasta la asfixia. Por supuesto, el problema de las deudas no se soluciona quitándole partidos a la temporada, sino asumiendo responsabilidades, y planteando alternativas de gestión.
Mientras unos y otros siguen dejando pasar el tiempo, los aficionados esperaremos a que mañana un Juez nos diga si el Domingo podremos, o no, ver el partido de nuestro equipo.
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