26 de mayo de 2009

DIEZ AÑOS DEL MANCHESTER - BAYERN



Hoy se cumplen diez años de uno de los momentos más apasionantes de la Historia de la Copa de Europa. Aquel 26 de Mayo de 1999, en el Camp Nou, Manchester United y Bayern de Munich se enfrentaban por un título que ambos hacía demasiados años no habían conseguido. En el caso de los ingleses, su única Copa de Europa se remontaba a 1968, cuando el equipo estaba capitaneado por Sir Bobby Charlton. Los teutones contaban con tres títulos, conseguidos de forma consecutiva entre 1974 y 1976, en la época de los Beckenbauer, Maier, Gerd Muller... la columna vertebral de la selección alemana campeona del Mundo en 1974. Ambos clubes habían sido ya campeones de la Copa de Europa, pero anhelaban estrenarse como ganadores de la Champions League.

La final, en la línea de tantas otras, fue intensa, pero poco atractiva. El Bayern se adelantó por medio de un gol de Mario Basler, de libre directo, a los cinco minutos de juego. Los alemanes trabajaron desde entonces con el único objetivo de preservar su ventaja, mientras el Manchester no logró inquietar demasiado los propósitos de su rival. Los minutos fueron transcurriendo, con un control de la situación por parte del Bayern cada vez más patente, y la final parecía abocada al 0-1, que le daría a los bávaros su cuarto título de la máxima competición europea.

Sin embargo, en el minuto 91, el Manchester dispuso de la última oportunidad, que a la postre sería la penúltima. Un córner que se celebró en la colonizada grada del Camp Nou como si fuese el mismísimo fondo Stretford del legendario estadio del United. Schmeichel había subido al remate, en gesto inequívoco de que aquella era la última, y el despeje de la defensa bávara obligó a la retirada en carrera del gigante danés. Pero Giggs recogió ese despeje, y de primera remató un desesperado tiro a portería, flojo y desviado, que Teddy Sheringham, a cinco metros de la línea de gol, recogió para hacer el empate.

El Manchester no especuló con el empate como su rival había especulado con la victoria durante ochenta y seis minutos, y siguió buscando la gloria, sin esperar a tomarse media hora añadida de juego con más tranquilidad y un nuevo escenario. Para qué, debieron pensar los ingleses, si ahora el rival temblaba ante las acometidas de Beckham y Giggs, y eran ellos quienes más deseaban la prórroga.

Y llegó un nuevo córner, sacado de nuevo por David Beckham desde el mismo lado desde el que había llegado el 1-1. Era el minuto 93, y ahora sí, era la última. Esta vez no hubo rechaces, sino un cabezazo de Sheringham que buscaba portería, pero que encontró el pie del soldado desconocido, Ole Gunnar Solksjaer, un delantero oportunista que había salido en el minuto ochenta y uno en busca precisamente de ese balón perdido en el área pequeña. Curiosamente, Sheringham también había salido en la segunda mitad en sustitución de un compañero. Dos hombres que entraron tarde al partido, y que dieron a su equipo el triunfo cuando ya se había acabado. O eso creía el Bayern.

Para la Historia quedó el partido en sí, la remontada heróica del Manchester en apenas dos minutos, y sobre todo una imagen, la de los jugadores alemanes, totalmente abatidos, desconsolados sobre el terreno de juego, sin ganas de sacar de centro tras el 2-1 que les dejaba sin título. Pierluigi Collina, árbitro del partido, tuvo que ir levantando y consolando a los futbolistas del Bayern uno por uno, que no daban crédito a lo que acababan de vivir, como casi todos los que vimos aquella noche una de las finales más apasionantes de la Copa de Europa.

1 comentario:

  1. Inceíble. Lo bueno de una fina lde la champions es que siempre pasa algo. Es imposible que mañana no pase nada fuera de lo normal!qué no nos lo cuenten!un saludo

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