5 de enero de 2011

ATHLETIC - BARCELONA, EL SABOR DE LA COPA

Athletic de Bilbao y Barcelona juegan esta noche la vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey. Siempre que estos dos equipos se enfrentan en la competición copera, volvemos a hablar del significado de esta eliminatoria, histórica, que nos traslada al tiempo en que el fútbol era mucho más épico, y el torneo de Copa daba prestigio a los equipos que lo ganaban.
Barcelona Campeón de Copa 2009
Contando las dos finales que jugaron vascos y catalanes, una en 2009, en Valencia, con resultado favorable al Barça (4-1) y otra en 1984 en Madrid, con victoria para el Athletic (1-0, en la famosa final que terminó en una lamentable tangana entre los jugadores de ambos equipos), se han enfrentado en seis ocasiones en los últimos treinta años en Copa del Rey. El balance, en las eliminatorias de la temporada 1980-81 (2-0 y 1-2 para el Barça), 1982-83 (1-0 en Bilbao y 3-0 en Barcelona), 1985-86 (de nuevo 1-0 y 1-2 para el Barça) y la más reciente, en la 1989-90 (0-1 en San Mamés y 1-0 en el Camp Nou), siempre ha sido favorable para el cuadro catalán. El Athletic tiene esta noche la oportunidad de superar al Barcelona por primera vez en eliminatoria copera desde 1960. Ha llovido mucho desde que Artetxe, Garay y Markaida , en el partido de vuelta de los cuartos de final, jugado en San Mamés (3-0), apeasen con sus goles al Barcelona de la que entonces era la Copa del Generalísimo, después de que en el Camp Nou (3-1) dos goles de Kubala, y uno de Justo Tejada, neutralizasen el inicial gol de Koldo Aguirre, para poner un 3-1 en el marcador con el que viajaría el equipo blaugrana a Bilbao.
Más de cincuenta años han pasado desde que el Athletic eliminase por última vez al Barcelona en la Copa, y le ha tocado intentar romper ese maleficio ni más ni menos que contra el que dicen mejor equipo en la Historia del club culé. Son otros tiempos, no cabe duda. El fútbol es muy diferente ahora de lo que era entonces, pero la esencia de la Copa sigue intacta.
Gol del Athletic en la final de 1984
El torneo del K.O. ofrece sensaciones muy distintas de las que tenemos en la Liga, donde todo se juega a treinta y ocho partidos, y hay muy poco lugar para las sorpresas. Las mayores emociones suelen  producirse más por evitar los puestos de descenso o por obtener una plaza en Europa que por el título en sí, que, sobre todo en los últimos años, parece sólo cosa de dos. Pero por norma general, la Liga ofrece pocos partidos realmente especiales, como lo son los de Copa. No hay más que ver la expectación creada estos días en Bilbao para comprobar que todavía hay clubes que creen de verdad en este torneo. Hubo unos años en los que los dos grandes, Barcelona y Madrid (sobre todo este último), renunciaron a luchar por este título, por considerarlo un obstáculo en su temporada cargada de partidos más “importantes”, Liga y sobre todo Champions, y cayeron en humillantes eliminatorias ante equipos de mucho menos nivel. Por suerte, parece que los grandes clubes han vuelto a tomar en cuenta la Copa, y de nuevo el título cuenta entre sus objetivos para el final de temporada.

Dani, Goiko, Sarabia, Meléndez... con la Copa de 1984

En Bilbao ese nunca fue un problema. En mejores o peores condiciones, el Athletic no ha dejado de ser uno de los clubes que cuidaron la Copa, pese a ser, junto a Barça y Madrid, el único equipo que jamás descendió de Primera División. Entre sus objetivos deportivos siempre se contó la Copa del Rey, primero, hasta 2009, porque era el equipo con más títulos coperos en su haber, y después de haber perdido esa condición a favor del Barcelona, por mantener esa tradición que le ha hecho legendario.
Porque el Athletic es tradición en estado puro. Su política de plantilla de procedencia exclusivamente vasca es una tradición, aunque en los últimos tiempos, y con algunos movimientos más o menos trastabillantes, se ha convertido en una cuestión más política que tradicional. Pero es un club que ha querido mantenerse firme a sus convicciones siempre que ha podido. Su estadio, inagurado en 1913 es, junto a Mestalla (1923), el estadio más antiguo de los grandes clubes, y a diferencia del coliseo valenciano, es el único en el que se han disputado todas las ediciones del Campeonato Nacional de Liga en Primera División. Su arquitectura típicamente británica, con una estructura cuadrangular y graderíos independientes, e incluso con sus columnas en la Tribuna Este, hacen de San Mamés el estadio donde parecen no haber pasado los años desde los tiempos de Fred Pentland.
La eliminatoria que esta noche se resuelve tiene todos los ingredientes para seguir alimentando la Leyenda de estos enfrentamientos. Un campo inigualable, que va a estar lleno hasta la bandera porque la afición bilbaína sabe apreciar las grandes ocasiones, un equipo que intenta volver a ser lo que fue, pero que nunca perderá su perspectiva histórica, y un rival a batir, el Barça, que atraviesa por el momento más dulce que se recuerda, y que hoy por hoy parece un equipo invencible. El reto que tiene ante sí el equipo vasco es enorme, pero en su mano está dar la vuelta a la Historia, y, quién sabe si, dentro de unos meses, dar de nuevo alcance al Barça en el palmarés de la Copa.

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